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miércoles, 2 de diciembre de 2015

Mis Vivencias, de juventud.(1)

Un niño de
Lleida  de quince años seis meses inicia la aventura, clásica de la época, ir América, en concreto Chile. No hay que olvidar que los europeos, fuimos en masa a otros lugares, donde pudiéramos ganarnos la vida dignamente, después de la gran Segunda Guerra Mundial. No tenemos derecho a quejarnos ahora que los sirios, los africanos y del mundo árabe, llegan a nuestras costas, más desesperados y hambrientos, quizá que nosotros, pero con el mismo objetivo. VIVIR. Encoge el corazón cuando vemos en las condiciones que emigran, en pateras, en barcos repletos, sin comida ni bebidas, arriesgando su vida en el Mediterráneo, cementerio oficial y desgraciadamente siempre, abierto, son las Díez, veinte, treinta, ....millas de la esperanza para VIVIR.
Para los desaprensivos, mafiosos, inmorales el gran negocio, pero gran negocio, el transporte de seres humanos, hacia el "paraíso celestial o para lo que tienen más suerte,  el terrenal", es la estafa de la ilusión, la esperanza, el peor delito  que puede cometer un delincuente, en esta época.
En la era de aquel niño de Lleida, que llamaremos Pep, también el gran negocio de entonces era el transporte de personas, a través del "gran charco", se transformaban rápidamente los buques mercantes en buques de bandera italiana, para "pasajeros".
Hacían camarotes "íntimos" para 50 personas, del mismo género, o sea una sala con 25 literas, algunos lavabos, y duchas, y los "waters" correspondientes, en el Giovanna C, el barco esperado más de tres meses, habían 40 para 2000 personas, que deseaban ser  "seres humanos", Pep tenía camarote, pero al buscarlo y no encontrarlo, le dijeron, que en ese  barco los camarotes eran más grandes.....
En el puerto de Barcelona, era 23 de Abril de 1950, después de horas de espera, de revisarles  el pasaporte, y retirar la libreta de racionamiento de los alimentos, nuestro Pep, sube lo acomodan,  y rápidamente va al exterior para despedirse de sus padres y tíos que habían ido a acompañarlo, pero  no los ve, era de noche, y el barco inició la travesía hacia el futuro